viernes, 22 de mayo de 2009

INTRODUCCIÓN


El medio oceánico comienza donde termina el medio pelágico, es decir, aquellas zonas con profundidades superiores a los 150 metros y que se extienden a lo que se conocen como abismos y hadales.

Durante mucho tiempo se creyó que las profundidades marinas constituían un hábitat uniforme escasamente poblado, sobretodo por la falta de nutrientes. Esta imagen ha cambiado mucho a lo largo de las últimas décadas con el descubrimiento de nuevas comunidades bióticas y con el desarrollo de nuevas tecnologías que permiten explorar con gran detalle el medio marino.


Teniendo en cuenta la profundidad de los fondos marinos, se puede distinguir la siguiente zonación a partir de la costa:
1. Región Nerítica: zona cercana a la costa, hasta el límite de la plataforma continental.
2. Región Oceánica: zona alejada de la costa, alta mar.
3. Zona Epipelágica: zona que abarca hasta el límite de la plataforma continental, no posee fondo sólido (unos 200 m de profundidad). La única iluminada, siendo, por tanto, donde se desarrolla el fitoplancton.
4. Zona Batial o Batipelágica: zona que abarca desde los 200 a los 3.000 m. Sus aguas son extremadamente frías.
5. Zona Abisopelágica o Abisal: abarca desde los 3.000 a los 6.000 m. Su temperatura es inferior a los 4°C y la luz es del todo nula a excepción de la bioluminiscencia.
6. Zona Hadalopelágica o Hadal: a partir de 6.000 m; son las grandes fosas oceánicas.





Nos centraremos en las zonas profundas donde encontramos un ecosistema marino determinado por las condiciones más extremas de presión y temperatura las cuales no se encuentran en ningún otro lugar del globo terrestre.

La temperatura media está entre 1-5 oC , mientras que la presión aumenta de forma considerable a medida que descendemos en la masa de agua. Así pues, por cada 10 metros de profundidad descendidos, se incrementa en una atmósfera la presión del medio por lo que se pueden alcanzar valores de entre 300-500 atmósferas.

Otro de los factores esenciales de este medio es el oxígeno, que decrece con la profundidad y, si bien en las zonas intermedias se encuentra disuelto en el agua en suficiente cantidad para soportar la vida animal, en ciertas fosas abisales puede desaparecer por completo y originar regiones abióticas en las que únicamente es posible la existencia de bacterias anaerobias.


Todo esto nos indica que las criaturas de las profundidades marinas tienen verdaderos problemas para sobrevivir. Para superarlos han logrado una serie de estrategias adaptativas que les permiten vivir en los medios oceánicos.


Otro de los grandes inconvenientes es la necesidad de encontrar presas (alimentos) y a la vez evitar ser presa de otros animales. Cuando se conectan estos depredadores y presas juntos, lo que resulta es la Pirámide Alimenticia. Esta cadena es una serie de animales que se comen unos a los otros. La vida en la Pirámide Alimenticia es estresante. Sin embargo, algunas criaturas de las profundidades marinas han logrado darle poca importancia e iluminar su situación mediante la bioluminiscencia.


Por lo general, nos imaginamos que las profundidades marinas son un lugar extremadamente silencioso. En realidad esto no es así. Algunos científicos afirman que esas criaturas extrañas y maravillosas a la vez, pueden hacer mucho ruido y han grabado muchos sonidos desde el fondo del océano. A pesar de ello, este tema sigue siendo un verdadero misterio.

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